No es la crisis de ansiedad, ni las ganas de fumar, no es la gula ni me ayuda la droga dura que me ofrecen las posturas de algunas mujeres que quieren darme cura y no tienen pedestal.
Desde que de entre los dientes, tuve la gran suerte de probarte caliente al vapor yo me he vuelto loco y todo lo que como me sabe a poco.
Me suenan las tripas cada vez que leo un menú de tiza o una revista de gente que enseña los cueros, estoy más hambriento que los lobos de los cuentos y de momento me lamentó porque siento que nada puedo hacer.
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